viernes, 23 de mayo de 2014

Cuando llega la noche

Cuando llega la noche, el vello se me eriza como las espigas de un campo de trigo, buscando una salida para que mis sentidos se puedan esparcir por el entorno vacío de mi alrededor.
Que maravillosa oscuridad, que eterno silencio para alimentar mi alma de dulces tristezas y penas cristalinas, que en forma de diamantes, riegan las tierras de los sentimientos.

Cuando llega la noche, dejo que afloren todas mis voces, voces que arrasan el vacío como una avalancha de cuchillos que van a clavarse en el sordo entorno de otra vida, donde la sangre, no es el río que la mantiene en pie, en otra vida donde el motor principal es la negra espesura de no ser nada, de no pensar, de no sentir,  un motor apagado que nadie escucha, pero que es capaz de sacarte de tus arenas movedizas en el momento exacto.

Cuando llega la noche, la piel se me seca por la falta de emociones, porque ya no tengo ansias y no comprendo el porque. Un susurro frío me atraviesa y deja en mi corazón la única sensación de que sobro en este pequeño y ridículo habitáculo que arrendó mi cuerpo desde que se hizo y  donde además de dejar una sombra inútil, no he podido dejar nada más.

Cuando llega la noche, veo que el reloj de mi historia ha tocado su fin y necesito subir al barco de mis fracasos para zarpar de una manera más digna de la que arribé a la costa de mis miedos, y con un temple inapropiado, me alejo hacia ese horizonte de fuego que se ahoga en el frío y oscuro futuro que no tendré.

Cuando llega la noche abro los ojos y veo la luz que me hace falta para seguir, cuando llega la noche mi vida tiene sentido y siento la helada caricia de mi compañera, la soledad, y con ella doy un paso detrás de otro por el arduo camino que elegí.

Cuando llega la noche se despierta mi alma.



miércoles, 21 de mayo de 2014

Volveré


Me acerqué hasta la orilla
siguiendo tus huellas,
me acerqué porque te presentía
y te encontré besando las olas.
 
Me acerqué hasta la orilla
y te vi pintando el sol
con su sonrisa de nácar.
El sol se reía y tu te reías,
la orilla era la felicidad
y mi corazón la orilla.
 
Me acerque hasta ti
y me senté tan cerca
que nuestras almas se unieron
para reírse las dos.
 
La felicidad de la orilla
corría envolviéndonos con su espuma,
y mientras nos mirábamos en el sol,
apareció una gaviota,
y con ella
la plateada rima de la mar.
 
Había un coral en la orilla
que miraba tu alegría,
quizás también vio la mía.
 
Te abrazó por la cintura
y con su roja espesura
te susurró una canción.
 

 
El sol riendo,
un coral,
y la espuma blanca del mar
se rindió a tu corazón
mientras la brisa del cielo
susurraba tu canción.
 
¡Teresa! toma mi vida
que estoy levando el rezón,
me hago a la mar de mis días,
pero volveré, mi amor.
 
Búscame en el sol riendo
para reírnos los dos,
y en un suspiro del viento
podrás oírme la voz,
y  por la noche una estrella
iluminará el timón
que me lleve hasta la orilla
donde tu estarás, mi amor.
 

 

Dedicado a mi hija Teresa               

        

miércoles, 14 de mayo de 2014

Lo Siento, se me Olvidó

Lo siento, se me olvidó, le dijiste un día a tu hija que te había pedido que comprases el pan pero no lo hiciste.

Tu vida, desde pequeño, ha transcurrido de una manera tranquila, sin sobresaltos dignos de mención, aunque tampoco te ha tocado nunca la lotería, una persona de lo más normal con los problemas normales.

Te has ido haciendo mayor pero a la vez joven, porque todo lo que tenías ya olvidado de tu época estudiantil, lo has tenido que revivir, y muchas veces has tenido que esforzarte en revivirlo, sobre todo cuando tu hija llegó a primero de la ESO.
Tantos problemas con ecuaciones, tantas raíces cuadradas y tanto análisis sintácticos de las oraciones, que hace años estabas deseando dejar atrás porque decías que no servía para nada,  y realmente, no te sirvió para nada cuando conseguiste el puesto de conserje en ese edificio del centro, pero gracias a Dios, todos esos recuerdos los tenías cuando a tu hija le hizo falta y te sentiste orgulloso de haberle servido una vez más.

Siguió pasando el tiempo y seguías recordando bonitos momentos, recordando tu boda, el nacimiento de tu hija o tu primer sueldo, pero hoy saliste a la calle para comprar el pan y te volviste con las manos vacías, no pasa nada, ¡eso puede ocurrirle a cualquiera! te habrás despistado pensando en otra cosa sin importancia.

Pero el pan se te olvida al día siguiente y al otro, y cada día que pasa, el maldito pan se va convirtiendo en apagar el fuego cuando haces la comida, en recoger a tu nieto del colegio, incluso en el camino de vuelta a casa.

Te sientas delante de la ventana una lluviosa tarde de otoño, apático,  preocupado, - ¿Que me está pasando? aunque poco a poco, también te vas olvidando de la preocupación.

Ves acercarse una persona directa hacia a ti, te habla, te sonríe y te coge la mano y aunque le das tu mano, la miras con cara de incredulidad porque no la conoces de nada, - ¡Vamos a la cama papá, que ya es tarde! - El alma se te cae al pozo de las tinieblas cuando escuchas eso, no reconoces a tu hija y en ese momento, tu corazón comienza a retumbar con un intervalo entre SI y FA, un intervalo trítono que está invocando al diablo de una manera blasfema, satánica, que terminará llevándose lo poco que te queda de la persona que eras.

Ya no estás en este mundo que hasta hace poco era tu mundo lleno de preocupaciones, alegrías,  y recuerdos, ahora tu mundo es otro, debes aprender casi todo, y casi todo, debes aprenderlo hoy y volver a aprenderlo mañana. Cada día vienen a visitarte personas que no conoces, aunque, como los relámpagos de una tormenta invernal, esas caras, en forma de flash, se te aparecen en una pequeña esquina de tu mente, en otra época, en otro tiempo, pero se aparecen y en ese momento la sonrisa te ilumina como el relámpago ilumina la noche, de manera fugaz pero contundente.

Al cabo de un tiempo, todas esas personas que venían a verte ya casi no vienen y entonces hay una cosa que no entiendes, si eres tú el que tiene un problema de memoria, ¿porque ellos te están olvidando?

Por la noche, una mujer de bata blanca te lleva a la cama y te duermes feliz porque ya no recuerdas tus pequeños problemas.

jueves, 8 de mayo de 2014

Mi Querido Súcubo



Ayer soñé que soñaba contigo,
y mientras el sueño nacía
cuando ya no era de día,
me desperté y te vi.
Ayer soñé contigo,
 pensando que te tenía,
soñé que me estremecía
porque tus brazos sentí.

Ayer, al fondo del sueño
tu lujuria me envolvía,
mi alma se deshacía
en un loco frenesí

Y en un vaivén extasiado,
el amor se repetía,
¡no quiero que llegue el día!
ayer tu rosa sentí

Pero al mirar a mi lado
me encarceló la apatía
vi que no te tenía
sin esperanzas caí.

Ayer soñé que soñaba contigo,
Ayer soñé que dormía
me durmió la noche fría,
dormí para no sentir.