miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL TROVADOR


Pisando sus piropos dulces, extasiado de andar, de amar
y borrando las huellas que deja su vida,
el trovador de sensibles palabras, se irá...
Llegará un momento que se irá
y todo lo que te dijo perdurará en un papel arrugado por el llanto
de tibias lágrimas que escriben renglones perdidos de amor,
renglones de odio cobijados al fondo del diván de tu soledad. 
Pisando sus propias palabras de mentiras tristes,
el trovador de esperanzas amadas, de esperanzas de futuro,
caminará por la senda de sus anhelos, de sus recuerdos,
por la senda del porvenir incierto que ofrece la indiferencia,
y buscará otra mirada amable con afán de salvación
para clavar la saeta del adjetivo exacto que arañe
corazones perdidos de paz, corazones de amor.
Pisando alegrías ajenas, desangrando sueños eternos,
el trovador de desilusiones y capa negra
envolverá en su rabia tus caricias entregadas,
tornará en nubes grises tantos besos de pasión
y sin que puedas evitarlo te amará con todo el alma, 
con el alma que él conoce, con el alma que pervive
entre mentiras de bares y apuestas de hombres.
El trovador se aleja en el silencio del llanto frío,
el llanto que dejan las lágrimas despechadas.
Lagrimas calladas de otro corazón, 
lágrimas atadas que no le corresponden, 
lágrimas hastiadas de vidas falsas, lágrimas de otros hombres. 
El trovador, mirando su horizonte, su camino, la nada,
coge su guitarra y se marcha.

                                                Rafa Valle