miércoles, 30 de abril de 2014

El Barco de la Vida

¿Cuantas veces te han dicho que no debes dejar pasar el tren de la vida?
Ese tren que sólo va a parar una vez en tu estación y no volverá porque el paralelismo de su camino le impide el retorno al banco de tu desesperación.
¿Cuantas veces te han dicho que has perdido el tren?, que no habrá otra oportunidad, y tu, por ignorancia o porque prefieres conformarte con eso, te lo has clavado tan adentro que realmente no has tenido otra oportunidad.
 ¿Cuantas veces has deseado volver a sentir el retumbar del suelo como si de un indio escuchando los caballos de otros se tratase?, pero al final, esa apatía que ennegrece la adrenalina que te da la vida, que te abre los ojos y aprieta tus manos, gana el pulso y no te levantas y el sol de tu ventana se nubla de nuevo y prefieres dejarte caer el el sofá de los tiempos para descansar hasta el final.
Yo perdí ese tren pero no miré hacia atrás porque tuve la suerte de ver un reflejo en el horizonte que guió mis pies hasta la orilla del mar de los desahuciados, un mar que te da segundas oportunidades porque el vehículo del alma es una pequeña barca que la dirige un cálido viento de esperanza que si sopla con fuerza puede dar la vuelta para salvarte del tropezón de tu apatía. Ese barco es el barco de la vida, y aunque la oscuridad venga del mar trayendo los monstruos de nuestros miedos, tendremos la oportunidad de zarpar con este barco hacia esa gran aventura que es la vida.

jueves, 24 de abril de 2014

El Tiempo, Tu Carcel o Tu Vida




Siempre estamos mirando el reloj, siempre preocupados por el tiempo que pasamos sin libertad, con preocupaciones, sin ti o contigo pero siempre preocupados por el tiempo que ha pasado o por el que nos queda.
Intentamos pararlo, intentamos acelerarlo, no lo queremos y lo deseamos, nos domina, juega con nosotros.
El tiempo es una dimensión frágil, imperceptible, que pasa en silencio para no despertar tu nostalgia ni despertar esa cajita dentro de tu cabeza que hace que pienses en lo poco que te queda, pero si se tropieza con los pies de tu alma, entonces el tiempo pesa, pesa de tal manera, que quema el oxígeno de tu cordura y ya es muy difícil que te puedas escapar, te hace su esclavo hasta que llegas a desear que ya se acabe todo para no seguir entregándote a sus depravados juegos.
Al final gana y siempre ganará, TIC TAC, tu pierdes.