Desde que los primeros rayos de calor intenso
sólo espero que mis ansias caigan presas
en la red de tu pasión.
Ha pasado la noche, y el frío del amanecer, entra por la ventana
insertando en mi pensamiento tus momentos soñados.
Desde que los primeros rayos de calor intenso
dejen entrever los surcos que dejé en tu corazón
y en las sábanas tibias, sólo espero tu mirada,
tus caricias, solo espero tu olor.
Que agonía la espera hasta el encuentro de nuestras almas,
pasará el tiempo entre miradas perdidas y ansias.
Ya ha pasado la noche y el alba abre la ventana
Los minutos, espinas envenenadas, se clavan
frenando mi razón.
Dejo caer las gotas de mi sangre dentro de este laberinto
para indicar el camino de mi ánimo.
Empieza a oscurecer y la noche nos abriga.
La ansiedad cansada del día ya está pidiendo perdón.
Huelo tus pasos desde la nada por el húmedo camino
de mis lágrimas, amor.
Te siento como la ola siente la espuma que sin querer
corre hasta la felicidad de la orilla.
Vuelves a estar conmigo en las caricias eternas
de nuestro momento envuelto de rojo pasión.
Vuelves conmigo porque alimentamos la sangre
que fluye por las venas del dolor.
Y el dolor que yo sentía se desvaneció en la tarde
que arranqué tus besos más preciados.
Brillos eternos de felicidad, cada tarde llegan a mí.
Estamos juntos, los besos llenan de vida nuestro corazón
y como diamantes dejan estelas en nuestra piel,
los besos sellan nuestra unión.
En el futuro te veo aquí y en el abismo a mi lado,
nuestro amor inquebrantable, nuestro amor siempre de la mano.
Dedicado a Julia, mi mujer.